El 15 de junio se realizó el conversatorio » Investigaciones y experiencias de enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita con personas jóvenes y adultas”, en la modalidad virtual. Esta actividad es la segunda de dos conversatorios que organiza la Red EPJA y el CUPS-BUAP como parte de la celebración por la obtención del Premio Internacional UNESCO – Confucio de alfabetización 2020 por parte del Centro Universitario de Participación Social de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Ambos eventos cuentan con el apoyo de la UPN y la DVV International.
En esta ocasión participaron como panelistas Carmen Campero Cuenca (Universodad Pedagógica Nacional Ajusco y Red de Educación de Personas Jóvenes y Adultas), Teresa Guadalupe Reyes Sahagún (Instituto Nacional de Educación de Adultos), Ana María Méndez Puga (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo), Amauri Eugenio Pérez (Acciones para el Desarrollo Comunitario A.C), Gloria Hernández Flores (Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México), Guadalupe Padrón Olivares (Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca), y Norma I. Oropeza López (Centro Universitario de Participación Social de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla)
El diálogo entre las especialistas mostró que los esfuerzos emprendidos han sido insuficientes y el derecho a la educación básica de las personas jóvenes y adultas (EBA) de calidad sigue siendo una deuda social y un asunto pendiente de justicia tanto en el mundo como en nuestro país, donde existen 4.45 millones de personas que aún no saben leer y escribir, cifra que representa 4.75 % de la población adulta según datos del último censo de población del INEGI. Esta situación, se encuentra directamente asociada a las desigualdades sociales y económicas, al modelo económico de desarrollo que predomina, a la cultura política, a los procesos históricos de las regiones, así como a la calidad de la educación que se ofrece.
En México, existen diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil con amplia experiencia y compromiso con las personas que aún no leen ni escriben. El reto es grande y muy importante hacer visible el derecho humano a leer y escribir, de dialogar y reflexionar sobre avances y desafíos de nuestras experiencias, así como de motivar a emprender políticas, programas y acciones integrales, pertinentes y relevantes con una orientación transformadora de los procesos de alfabetización.